El termostato de tu calefacción te ayuda a mantener un equilibrio entre el calor y el ahorro de energía, y la clave está en ajustarlo correctamente. Independientemente del tipo de sistema de calefacción que tengas, su cerebro es el termostato. Su función es mantener tu casa confortablemente cálida, como y cuando lo necesites. Para ello, el termostato regula con precisión la temperatura de cada habitación y, si es necesario, de cada radiador.
Ajusta correctamente la temperatura que deben tener las distintas habitaciones a lo largo del día para asegurarte de que tienes el calor que deseas en los momentos que lo necesitas. Un termostato mal regulado, que no tenga en cuenta tus necesidades, puede provocar que las habitaciones se sobrecalienten y se derroche energía, o que las habitaciones se enfríen e incluso se forme moho.